Cómo se nota el cambio del clima; el
sol deja de calentar la tierra de la misma forma, las plantas ya no
necesitan tanta cantidad de agua y el cuerpo nos pide comer otras
cosas.
Ante el cambio de temporada tenemos que adaptarnos a los cultivos que mejor les viene este clima otoñal, y por ello nuestra huerta viste con otras especies más propicias a las circunstancias;
en este caso nos encontramos ante las coles, puerros, brócoli, lechuga, escarola, habas, acelgas, guisantos, cebolla y borraja.
En esta ocasión preparamos el terreno a cultivar con estiércol de oveja y labramos con ayuda del tractor y su apero de fresa, lo que hizo que la labor resultara mucho más fácil y liviana. Después sólo quedaba por preparar las lonas de plástico, que retendrán el calor, y comenzar a plantar.
Transcurridos los días nuestras pequeñas amigas han comenzado a crecer y no hemos sido los únicos en percatarnos de ese hecho, pues unos habitantes de la zona han querido apropiarse de parte de la cosecha. Esta es una de las cosas a las que los agricultores tienen que enfrentarse, las plagas.
Roedores que han ido comiéndose parte de los cultivos y que han hecho que desarrollemos nuestro ingenio para evitar los daños ocasionados y los futuros.
Hemos colocado protectores de plástico para proteger el tallo de las plantas que más han sufrido, nuestras queridas coles.
Ahora sólo queda esperar para comprobar si el resultado es favorable y los cultivos siguen creciendo hasta llegar a nuestros platos.
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